jueves, 9 de julio de 2015

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"Un día cualquiera en una ciudad cualquiera del mundo (preferiblemente Yanky), todo transcurre con tranquilidad en un momento sin especificar del futuro, la ciencia ha avanzado una barbaridad, hay coches voladores, naves espaciales y demás artilugios extraños, la gente de la época utiliza máquinas regidas por inteligencia artificial para realizar las más variadas tareas, todo es idílico, tranquilo...hasta que un día sin previo aviso las máquinas se rebelan, sin saber como han obtenido conciencia de si mismas, se han agrupado y nos han visto como una amenaza !horror!, son listas, son fuertes y para colmo de males se aprovechan de nuestra excesiva dependencia de la tecnología, la cual ahora controlan ellas, de la noche a la mañana el humano que se jactaba de su supremacía y que miraba con orgullo sus logros se encuentra ahora luchando por su supervivencia organizados en núcleos de resistencia"

Esto que acabo de escribir podría ser un guión genérico para los cientos de películas de ciencia ficción que han ido surgiendo con la temática de "la rebelión de las máquinas", todo esto surge cuando se empieza a dejar de hablar de la inteligencia artificial en los círculos académicos y empieza a hablarse de ella a pie de calle.

"!Que desfachatez!,!máquinas que piensan!" sería lo que seguramente se pasaría por la cabeza de esa gente, después de procesar las implicaciones empezó a surgir el miedo: "¿y si adquieren consciencia y nos aniquilan?", ese miedo es un miedo muy humano, es el miedo a lo desconocido, y es que aunque en el momento que se empezó a hablar del tema no se podía hacer más que conjeturas lo que se dejaba entrever fue más que suficiente para que cundiera el pánico.

No todo fue malo, de ese miedo irracional a lo desconocido se nutrieron notables obras de literatura y de cine, y es que todo lo que huela a futuro y a perdición se vende solo, no nos engañemos.

Alan Turing, uno de los padres de la inteligencia artificial, propuso en uno de sus ensayos más famosos: "Computing Machinery and Intelligence" una cuestión demoledora para la época (1950), "propongo que se considere la siguiente pregunta, ¿pueden pensar las máquinas?", no logro imaginarme la conmoción de sus colegas.

Más tarde Turing replantea la pregunta: "¿existirán computadoras digitales imaginables que tengan un buen desempeño en el juego de la imitación?", ese replanteamiento marcó el camino a seguir, y desde entonces no se ha hecho otra cosa en el campo de la inteligencia artificial que idear máquinas capaces de imitar nuestras respuestas y nuestra forma de razonar.

Ahora que tenemos claro que la inteligencia artificial lo que intenta es imitarnos volvemos al principio, ya sabéis, al punto donde la humanidad estaba apunto de ser esclavizada por la cruel y fria lógica de las máquinas, es hora de poner las cartas sobre la mesa, la pregunta que debemos hacernos es, ¿a que tememos realmente?¿a las máquinas?, sinceramente no lo creo.

Desde mi punto de vista a quien realmente tememos es a nosotros mismos, la humanidad, distamos mucho de ser perfectos, hacen falta solo cinco minutos de cualquier telediario para comprobarlo: corrupción, asesinatos, guerras, destrucción del medio ambiente...luego, si somos nosotros (la humanidad) quien programa esas máquinas para que nos imiten, ¿que van a imitar?.

Esa es la clave desde mi punto de vista, y de ahí el título de este artículo, al final la inteligencia artificial es un espejo en el que nos reflejamos nosotros, con nuestras virtudes y nuestros defectos, tememos a los que son distintos a nosotros, y esto incluye: otras razas, países, religiones...tenemos miedo a muchas cosas, pero a lo que más, con diferencia es a nosotros mismos.

Ahora imaginaros el colmo de lo distinto, máquinas pensantes, pero no pensantes de cualquier manera, si no al modo humano, son más fuertes y resistentes que nosotros, forman parte de la tecnología de la que tanto dependemos, por lo tanto tienen el poder, y ya sabemos todos lo que hace la gente poderosa con los más débiles y que encima son distintos a ellos...

Quizás no nos vendría mal hacer un examen de conciencia, no es normal que siendo todos seres humanos temamos y odiemos a otros solo por que viven detrás de unas lineas imaginarias que alguien trazó sobre el suelo hace tiempo, o por que recen a un dios distinto, o por que su piel sea de otro color....quizás tengamos que consolarnos de que todavía no exista un Skynet como el de la película Terminator...

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