lunes, 1 de junio de 2015

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"Cuando Randolph Carter cumplió los treinta años, perdió la llave de la puerta de los sueños. Anteriormente había compaginado la insulsez de la vida cotidiana con excursiones nocturnas a extrañas y antiguas ciudades situadas más allá del espacio, y a hermosas e increíbles regiones de unas tierras a las que se llega cruzando mares etéreos. Pero al alcanzar la edad madura sintió que iba perdiendo poco a poco esta capacidad de evasión, hasta que finalmente le desapareció por completo. Ya no pudieron hacerse a la mar sus galeras para remontar el río Oukranos, hasta más allá de las doradas agujas de campanario de Thran, ni vagar sus caravanas de elefantes a través de las fragantes selvas de Kled, donde duermen bajo la luna, hermosos e inalterables, unos palacios de veteadas columnas de marfil. Había leído mucho acerca de cosas reales, y había hablado con demasiada gente."

Lo que acabáis de leer es un fragmento del relato de H.P Lovecraft "La llave de plata" (1926), uno más de los muchos relatos de corte onírico con los que cuenta el escritor, para tal menester cuenta con la inestimable ayuda de Randolph Carter.

Randolph Carter es un viejo conocido de los relatos de Lovecraft, de echo aparece en varios de ellos: "La declaración de Randolph Carter" (1919), "Lo innombrable" (1923), "La llave de plata" (1926), "La onírica búsqueda de la desconocida Kadath" (1926-1927, también traducida como: "La búsqueda en sueños de la ignota Kadath" o "En busca de la ciudad del Sol Poniente"), "El caso de Charles Dexter Ward" (1927), "A través de las puertas de la llave de plata" (1933) y "Mas allá de los eones" (1933).

Lo que quizás no sepa el lector es que Randolph Carter oculta un gran secreto, y es que es el doble onírico del propio genio, Lovecraft. Esto se debe a que estamos hablando de una persona que daba una importancia desmedida a los sueños, de echo no solo las historias de Randolph Carter son un reflejo de ello sino que hay muchas mas historias que llevan el sello que solo se obtiene al abandonar el mundo de los sueños.

Por supuesto Lovecraft no era el único genio atormentado por lo críptico de los sueños, hubo muchos como el, por ejemplo el  insigne Lewis Carroll, autor del inmortal "Alicia en el país de las maravillas".


Lewis Carroll, o quizás deberíamos decir Charles Lutwidge Dodgson, ideó un ingenioso método para poder escribir las ideas que le sobrevenían en mitad de la noche, esta invención consistía en una plantilla con el alfabeto, lo cual le permitía escribir sin tener que levantarse de la cama y, por supuesto, tener que recurrir el engorro de buscar las velas y encenderlas.

Este interés por lo onírico podría explicar, según algunos expertos, la extrañeza y complejidad de su obra, pero aunque parezca mentira este artículo no trata sobre genios que encontraron la inspiración en el mundo de los sueños, mas bien ha sido una excusa. 

Sobre lo que va este artículo en realidad es sobre la gente que se atreve a ir más allá, a huir de los convencionalismos de un mundo que asfixia sus aspiraciones, de los valientes que no les importa nadar contracorriente, de los soñadores.

Sería extremadamente fácil explicar como el mundo ha avanzado gracias a estos soñadores, y es que nosotros somos el principal motor de la realidad en la que vivimos, somos seres sociales, somos engranajes de una gran máquina llamada humanidad, esta máquina gracias a sus engranajes (nosotros) discurre en una dirección pero, ¿que pasa cuando hay engranajes que insisten en girar en sentido contrario?, ¿es problema de una máquina que, quizás, nunca halla funcionado bien?, ¿o el problema es de los engranajes que giran en el sentido que no es?.

El ejemplo perfecto lo tenemos en las modas, cada cierto tiempo, por influjo de la televisión o de diversos medios, surge una moda, al principio se extiende tímidamente, pero cuando la gente se da cuenta de que eso "es lo que se lleva" caen presas del pánico, del pánico a quedarse fuera, a no encajar, a ser tratados de raros, ¿resultado?, calles y calles llenas de gente vistiendo igual cual ejército de clones. 

Y es que la presión social es una fuerza extremadamente poderosa, no solo condiciona la ropa y el aspecto físico, si no también la forma de pensar, y eso, queridos lectores, es extremadamente triste y peligroso. Pero de repente, !oh, milagro!, surge gente que se plantea la pregunta de preguntas, ¿algo se convierte en legítimo solo por que la mayoría de la gente lo haga? .

Quiero que este artículo se convierta en una oda, en un homenaje a esa gente, por que vosotros (si es que me estáis leyendo) sois el motor del cambio, vosotros sois el futuro, sois hombres y mujeres libres de los grilletes de los convencionalismos, se que la libertad da miedo, no todos estamos hechos para disfrutar de ella, pero también se que como buenos nadadores contracorriente superareis las dificultades.

Por vosotros, soñadores, se puede mirar al futuro con esperanza.

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